La religión fue
muy importante en la vida tlaxcalteca prehispánica e influía en las personas
desde que nacían hasta su muerte. Sus efectos se hicieron sentir en el arte,
las ciencias, los juegos, los deportes, el comercio, en la organización
política y social y, de manera muy especial, en la guerra.
Esa religión
era politeísta, es decir,
estaba animada por muchos dioses y muchas creencias, algunas heredadas de sus
antepasados los chichimecas y otras adoptadas de los olmecas, teotihuacanos y
toltecas.
El universo era
dividido en dos mundos: uno horizontal y otro vertical. El horizontal se
extendía hacia los cuatro puntos cardinales, cada uno de los cuales estaba
dominado por ciertos dioses. El vertical comprendía nueve inframundos y nueve
paraísos.
Camaxtli el dios
principal, dios de la caza y de la guerra, representado con cabello largo,
penacho de plumas y la pintura “estelar” negra cubriendo sus ojos. Su
cuerpo estaba decorado de arriba a abajo con líneas blancas, y una piedra
transparente adornaba su nariz. Debajo del brazo llevaba unas pieles de conejo,
en la mano derecha una canasta con comida y, en la izquierda, un arco con
flechas. Algunos autores lo identificaban con el dios Mixcóatl y lo creen
padre del dios Quetzalcóatl.
Se estima que el
templo mayor dedicado a este dios estaba en Ocotelulco; era muy hermoso,
circular y cubierto de paja. En él se encontraba la estatua de Camaxtli (que
Moctezuma II intentó llevarse varias veces sin éxito) y delante de ello habían
plumas preciosas, algunas flechas viejas, un arco pequeño y otros objetos que
se supone poseía el dios cuando guiaba a los chichimecas en su
peregrinación.
Tláloc, el dios del
agua, era especialmente adorado en un lugar de la Malinche llamado
Tlalocan. Dice la tradición que fue el primer dios que los tlaxcaltecas
tallaron en piedra en ese lugar. Fray Martín de Valencia mandó destruir el ídolo en el Siglo XVI.
Otros dioses
importantes eran Toci, madre de los
dioses o corazón de la tierra, Huehuetéotl dios viejo del
fuego, Tezcatlipoca “el
sacrificado”, identificado con la noche y con los dioses que significan
muerte, maldad y destrucción, y Xochiquétzal, deidad de las
flores y la primavera. A los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl los tenían por
dioses y los consideraban marido y mujer; a Matlacueitl o Matlacueye la tenían por
hechicera y adivina, casada con Tláloc. Creían también en una leyenda llamado
de los cinco soles o edades por los que había atravesado el mundo. A los
eclipses de sol o de luna los consideraban de mal agüero, al igual que a los
cometas.
En honor a sus
dioses practicaban los sacrificios
humanos, especialmente
de prisioneros de guerra. También eran comunes los autosacrificios como el
ayunar, el sangrarse la lengua y las yemas de los dedos con una espina de maguey, y el
desollamiento de los sacrificados con fines religiosos. Otro tipo de
sacrificios era el gladiatorio, que consistía en morir combatiendo con otros
guerreros. Así murió Tlahuicole, guerrero
tlaxcalteca-otomí.
En sus templos
siempre tenían encendido fuego y quemaban copal o tabaco molido para
honrar a sus dioses. Durante la sequía realizaban procesiones y penitencias y
ofrendaban a Tláloc. Rendían culto a los muertos y cuando algún cacique
o gran señor fallecía, lo vestían lujosamente y lo adornaban con joyas; los
principales del señorío lo llevaban en andas hasta una gran fogata a la que lo
arrojaban junto con sus criados y con los que querían acompañarlo, luego
recogían sus cenizas y, si se había distinguido por sus hazañas, le levantaban
estatuas. A otros señores los sepultaban en vez de quemarlos y dejaban ofrendas
a su lado. Después del entierro se celebraban espléndidas fiestas en casa del
difunto.
Siempre se ha considerado necesario que exista una organización política y social, más cuando hablamos de civilizaciones que se están comenzando a formar, en este sentido, esto era algo que tenían muy claro los teotihuacanos, por ello trabajaban en pro de una buena organización. https://redintegra.net/cultura-teotihuacan/
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