Se estima que
lo población de Tlaxcala a la llegada de los españoles era aproximadamente de
250 mil habitantes, cantidad que iba en aumento porque la gente no emigraba y
en cambio muchos llegaban a vivir a las cuatro cabeceras, huyendo del señorío mexica.
La sociedad
prehispánica tlaxcalteca estaba formada fundamentalmente por nobles, o piliales
o pipiltzin y por una mayoría macehualtin, o gente común.
Dentro del
estrato superior, o grupo de nobles que dominaba, había subdivisiones o rangos tlatoani,
tecutli, pilli y los teixhuihuan.
El tlatoani
(plural: tlatoque) era el rango más alto dentro de la nobleza y correspondía a
los señores de las cabeceras; pero aun entre ellos se distinguían Xicohténcatl
y Maxixcatzin, señores de Tizatlán y Ocótelulco, a los que se
llamaba tlatoque huelmoquiltonova, es decir, señores que tenían más
gente que ningún otro.
Los teuctli
o tecutli, segundo rango de la nobleza, eran hombres de edad, ricos y
destacados, señores o hijos de señores que hubieran ganado alguna distinción en
lo guerra o demostrado mucho valor; era necesario que poseyeran numerosos
bienes, ya que debían repartir muchos de ellos cuando alcanzaban esa dignidad.
Se les hacía objeto de muchos distinciones; con ritos, se encerraban guardando
ayuno en uno de sus templos por 40 o 60 días, al cabo de los cuales eran trasladados
al templo mayor donde, después de ciertas ceremonias, les cambiaban el nombre.
Entonces les entregaban públicamente sus arcos, flechas y macanas; y joyas de
oro. Los llevaban por calles y plazas con gran regocijo, y celebraban innume
rables fiestas en su honor. Algunos mercaderes también eran objeto de las
mismas distinciones.
El tercer grado
en el estrato superior era el de nobles pilli o pipiltzin, que no
habían alcanzado el rango de sus ancestros. Pipíltzin era también un término
general para todo el estrato superior.
Los teixhuihuan
constituían la categoría más baja de la nobleza. Este nombre significa
literalmente “nietos”, lo cual indica que eran parientes remotos de sus
señores. A las mujeres, al igual que a los hombres nobles que no heredaban ningún
rango político, se les concedían tierras y bienes.
El resto de la
población recibía el nombre de macehuales o macahualtin. Éstos
estaban al servicio de los señores y trabajaban la tierra. Debían usar ropa
corta muy sencilla, sin franjas ni adornos, ya que el vestuario denotaba lo
clase social a lo que se pertenecía. Entre ellos había también cierta
diferencia social basada en las distintas ocupaciones o en la naturaleza de la
persona a la que pagaban tributo.
Respecto a los
esclavos eran llamados tlacotin.
Los sacerdotes
mayores realizaban los sacrificios y los demás se encargaban del culto a los
dioses y del teocalli o templo.
La unidad
social básica era la familia: un conjunto de familias formaba un calpulli
o barrio, en el cual vivía lo descendencia por la línea del padre, así como la
familia a la que pertenecía el marido. El calpulli tenía importancia no sólo
familiar sino militar, política y religiosa. Todos los hombres que pertenecían
al mismo calpulli debían combatir juntos, conducidos por sus jefes. Cada
calpulli tenía su dios particular, su templo y sus ceremonias especiales. Si
surgían dificultades entre los jefes de familia, había jueces que intentaban
reconciliarlos.
Cuando nacía un
niño todos sus parientes lo colmaban de regalos, le platicaban hechos de sus
antepasados y le imponían un nombre relacionado con algún fenómeno natural del
día de su nacimiento o el de un animal o una flor.
El hombre debía
casare al cumplir 22 años y la boda se celebraba con fiestas que duraban varios
días, durante los cuales los invitados cantaban, bailaban, declamaban y
ofrecían regalos a los novios. Existía un profundo respeto entre hijos y padres
y un gran sentido del honor.
En lo vida
jurídica se observaban las leyes de Nezahualcóyotl, el sabio rey
de Texcoco, y existían
tribunales y jueces que castigaban las faltas.
Muchas veces
los tlaxcaltecas se autosacrificaban, o bien morían en las frecuentes guerras.
Los que fallecían eran enterrados solemnemente, vestidos con sus mejores ropas
y joyas, para que presentaran así en el Mictlán o casa de los
muertos. Se oraba a los dioses de la muerte y se celebraban fiestas en la casa
que había pertenecido al difunto.
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