martes, 16 de octubre de 2012

La sociedad y la familia en los Tlaxcaltecas


La sociedad y la familia


Se estima que lo población de Tlaxcala a la llegada de los españoles era aproximadamente de 250 mil habitantes, cantidad que iba en aumento porque la gente no emigraba y en cambio muchos llegaban a vivir a las cuatro cabeceras, huyendo del señorío mexica.

La sociedad prehispánica tlaxcalteca estaba formada fundamentalmente por nobles, o piliales o pipiltzin y por una mayoría macehualtin, o gente común.

Dentro del estrato superior, o grupo de nobles que dominaba, había subdivisiones o rangos tlatoani, tecutli, pilli y los teixhuihuan.

El tlatoani (plural: tlatoque) era el rango más alto dentro de la nobleza y correspondía a los señores de las cabeceras; pero aun entre ellos se distinguían Xicohténcatl y Maxixcatzin, señores de Tizatlán y Ocótelulco, a los que se llamaba tlatoque huelmoquiltonova, es decir, señores que tenían más gente que ningún otro.

Los teuctli o tecutli, segundo rango de la nobleza, eran hombres de edad, ricos y destacados, señores o hijos de señores que hubieran ganado alguna distinción en lo guerra o demostrado mucho valor; era necesario que poseyeran numerosos bienes, ya que debían repartir muchos de ellos cuando alcanzaban esa dignidad. Se les hacía objeto de muchos distinciones; con ritos, se encerraban guardando ayuno en uno de sus templos por 40 o 60 días, al cabo de los cuales eran trasladados al templo mayor donde, después de ciertas ceremonias, les cambiaban el nombre. Entonces les entregaban públicamente sus arcos, flechas y macanas; y joyas de oro. Los llevaban por calles y plazas con gran regocijo, y celebraban innume rables fiestas en su honor. Algunos mercaderes también eran objeto de las mismas distinciones.

El tercer grado en el estrato superior era el de nobles pilli o pipiltzin, que no habían alcanzado el rango de sus ancestros. Pipíltzin era también un término general para todo el estrato superior.

Los teixhuihuan constituían la categoría más baja de la nobleza. Este nombre significa literalmente “nietos”, lo cual indica que eran parientes remotos de sus señores. A las mujeres, al igual que a los hombres nobles que no heredaban ningún rango político, se les concedían tierras y bienes.

El resto de la población recibía el nombre de macehuales o macahualtin. Éstos estaban al servicio de los señores y trabajaban la tierra. Debían usar ropa corta muy sencilla, sin franjas ni adornos, ya que el vestuario denotaba lo clase social a lo que se pertenecía. Entre ellos había también cierta diferencia social basada en las distintas ocupaciones o en la naturaleza de la persona a la que pagaban tributo.

Respecto a los esclavos eran llamados tlacotin.

Los sacerdotes mayores realizaban los sacrificios y los demás se encargaban del culto a los dioses y del teocalli o templo.

La unidad social básica era la familia: un conjunto de familias formaba un calpulli o barrio, en el cual vivía lo descendencia por la línea del padre, así como la familia a la que pertenecía el marido. El calpulli tenía importancia no sólo familiar sino militar, política y religiosa. Todos los hombres que pertenecían al mismo calpulli debían combatir juntos, conducidos por sus jefes. Cada calpulli tenía su dios particular, su templo y sus ceremonias especiales. Si surgían dificultades entre los jefes de familia, había jueces que intentaban reconciliarlos.

Cuando nacía un niño todos sus parientes lo colmaban de regalos, le platicaban hechos de sus antepasados y le imponían un nombre relacionado con algún fenómeno natural del día de su nacimiento o el de un animal o una flor.

El hombre debía casare al cumplir 22 años y la boda se celebraba con fiestas que duraban varios días, durante los cuales los invitados cantaban, bailaban, declamaban y ofrecían regalos a los novios. Existía un profundo respeto entre hijos y padres y un gran sentido del honor.

En lo vida jurídica se observaban las leyes de Nezahualcóyotl, el sabio rey de Texcoco, y existían tribunales y jueces que castigaban las faltas.

Muchas veces los tlaxcaltecas se autosacrificaban, o bien morían en las frecuentes guerras. Los que fallecían eran enterrados solemnemente, vestidos con sus mejores ropas y joyas, para que presentaran así en el Mictlán o casa de los muertos. Se oraba a los dioses de la muerte y se celebraban fiestas en la casa que había pertenecido al difunto.

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